Como sociedad, elogiamos la habilidad de hacer muchas cosas al mismo tiempo y el estar siempre ocupados. Ponelo en duda con esta charla TED de Paolo Cardini:
¿Realmente elegimos hacer multitasking? Seguro, a veces puede ser divertido intentar un truco circense y observar durante cuántos segundos podemos revolear varias pelotitas en el aire sin que se caiga ninguna. Pero apuesto a que los momentos de mayor goce no son aquellos en los que tu atención se encuentra repartida en 2 o 3 tareas en simultáneo. De hecho, el venerado estado de flow es un estado de hiperfoco. No hay flow sin estar absolutamente entregados a una actividad, en tiempo presente.
Entonces, ¿por qué simultaneamos*? ¡Porque nos invaden! Y no nos queda opción que responder… ¿o sí? Cada vez que sientas que te asaltan con un pedido de atención, chequeá si realmente es urgente, si querés dar una respuesta a ese estímulo y cuándo. Al comienzo, imponer este límite puede ser complicado (tengo un hijo de 3 años, créanme, lo sé) pero es una elección que no quiero que se nos pase por alto. Podemos elegir cómo responder.
Y si el que te impone un ritmo de locura es tu smartphone, bueno: quizás es hora de hacerlo un poco menos smart. Porque cuando teníamos stupid-phones con tapita nuestra atención estaba bastante más liberada, ¿o no?
Algunas formas de sacarle ese constante deseo de atención a tu bebé-phone:
Desactivá las notificaciones. No hace falta que te enteres de todo al momento que sucede, elegí qué momentos del día vas a chequear emails y mensajes.
Freedom y Offtime son dos apps para controlar tiempos de uso del celular y a qué aplicaciones podemos acceder y cuáles no. Sería la versión digital de las fundas de Paolo Cardini.
Kevin Roose, en un artículo para The New York Times propone poner 3 preguntas en el fondo de pantalla: ¿Para qué? ¿Por qué ahora? ¿Qué más hay?Yo te propongo otra más: Quizás esto puede esperar.
*Este neologismo pertenece a mi amiga @lulubiaus. La dijo y la adopté como traducción perfecta del anglicismo “multitasking”.