La historia de la escritora George Sand la conocí gracias a Caro Aguirre y Eliana Iñíguez, en su libro Feministas para Colorear.
George Sand, aunque su nombre diga la contrario, fue una mujer escritora. Aunque muchos dicen que “anónimo” siempre fue una mujer, Aurore Dupin Delaborde (su verdadero nombre) eligió una vida revolucionaria y un nombre masculino para firmar la autoría de su maravillosa y reconocida obra literaria.
Nació en París en 1804. Fue criada por su abuela, quién eligió que la educara el que había sido el maestro de su padre. Su educación no fue nada convencional para una señorita de inicios del siglo XIX, usaba ropa masculina para montar a caballo en el campo y se instruyó en ciencias consideradas profanas, como la anatomía.
Se casó muy joven y tuvo dos hijos. Unos años después abandonó a su marido y regresó a París, capital mundial del arte y del pensamiento en la época, junto con sus hijos y una nueva pareja: Jules Sandeau. Aurore era una mujer de vanguardia y no permitió que ninguna convención social se impusiera a la libertad de su mente: comenzó a usar ropa masculina para poder acceder a los rincones de París a los que una mujer no tenía permitido entrar, fumaba cigarrillos en público, escribía artículos políticos en detracción de la monarquía, tenía numerosos amantes y publicaba obras literarias en conjunto con su pareja Jules Sandeau.
Comienza a publicar obras en solitario a partir de 1831 bajo el seudónimo George Sand y allí comienza una brillante carrera que la convirtió en el escritor más leído en su tiempo. Su prolífica obra consta de 60 novelas, alrededor de 50 cuentos, 30 obras de teatro, numerosos artículos políticos a favor de los trabajadores, ensayos autobiográficos y una enorme correspondencia.
George Sand se eleva alto en la historia del arte, como una mujer que sabe y que elige su destino con valentía y plena libertad.
El mundo me conocerá y entenderá algún día; y si eso no sucede, no importará demasiado, porque habré abierto el camino para otras mujeres.
GEORGE SAND
