Recalibrarnos, limpiar lo excesivo, llegar a lo esencial. En el mes de marzo reducimos los procesos a su expresión mínima y nos preguntamos si es posible matchear lo que esperamos que suceda con lo que es posible.
Por Tofu
¿Vivir sin expectativas? ¿Qué te puedo responder? De primera impresión te digo que no, que lo siento, que a mí no me pasa, que aún no llegué a ese nivel evolutivo en mi escala de reencarnaciones. Le pido mil perdones a todos los gurúes que pululan en redes sociales, pero sus propuestas no me cierran, no les creo, no me salen. No puedo vivir sin expectativas, porque si no, ¿qué lugar queda para el deseo?
“No puedo vivir sin expectativas, porque si no, ¿qué lugar queda para el deseo?“
Si deseo, es porque espero y si espero, también me la doy en la pera, también duelo. Así de burra e intensa soy. Pero, si me tomo un té bien cargado de tilo, pasiflora, manzanilla, valeriana y lavanda y logro calmarme, de pronto sí puedo trabajar en domesticar el nivel de manija de mis expectativas.
Y aquí se abre todo un espectro nuevo. No es omitir, ni dejar atrás, es regular el caudal de expactativas. Es guionar la peli interna para rodar un filme escandinavo y no una super-producción explosiva de James Cameron.
Vamos a un ejemplo bien gráfico: resulta que deseo desde siempre tener un árbol de palta. Sé que tardan como ocho años en dar frutos, por eso creo que es un buen ejemplo. Si espero que mi árbol de palta tenga frutos al año siguiente y me inunde el suelo del jardín de frutos, probablemente termine frustrada, frustradísima. La parte donde me visualizo el próximo otoño a pura grasa saludable de mi propia cosecha, es pura construcción mental. El guacamole al que aspiro, sólo vive en mi mente.
Pero si abrazo el proceso, lo riego, lo cuido, lo observo día a día pacientemente, me concentro en eso que está sucediendo en cada momento, es posible que un día me sorprenda, un buen tiempo después, con un primer proyecto de fruto de mi propio árbol.
La vida se mueve de maneras misteriosas y también puede que mi árbol incluso con la espera estimada nunca dé frutos, o puede que yo espere palta Haas y luego termine dando palta Fuerte. Lo inesperado es parte del menú fijo de la vida y con eso no podemos hacer nada.
Ya volviendo a ejemplos de la vida diaria, más precisamente en los vínculos sexo-afectivos, cito a Nilda Chiaraviglio, mi gurú actual de las emociones, a quien nombramos seguido en este espacio: “yo no creo que en el amor haya dolor. El amor real, de personas reales, en contextos reales, sin expectativas, sin pensamiento mágico, es una condición humana de expansión de la conciencia al infinito. Y eso no causa dolor.”
Decime cómo se gestiona esto Nilda y yo lo practico ASAP. ¿Cómo hago para no esperar nada de un otro? Parejas, amistades, padres, amigos, vale para todos y también para deseos, proyectos laborales, viajes, mudanzas, cambios de vida. ¿Cómo encaro todas estas áreas de mi vida sin esperar más de lo esperable?
La Nilda de mi mente responde: “ya te dije nena: sin pensamiento mágico“.
“Yo no creo que en el amor haya dolor. El amor real, de personas reales, en contextos reales, sin expectativas, sin pensamiento mágico, es una condición humana de expansión de la conciencia al infinito. Y eso no causa dolor“
nilda chiaraviglio
Es por esto que me tomé el tiempo de pelotear esto con otros, investigar y compilar distintas visiones y formas de lidiar con las expectativas.
Cuatro maneras de trabajar con las expectativas:
1. Expectativas posibles:
A partir de la observación real de lo que se nos presenta y nos desencadena esta necesidad de reciprocidad es que podremos acomodar el lente de mis expectativas con lo posible, sin caer en picada, o al menos no estrepitosamente. Y es algo que se relaciona a lo vincular pero que tiene repercusión en todas las áreas de la vida.
Puede ser un proyecto que esperamos escale en determinado tiempo, un vínculo sexo-afectivo que recién arranca y nos tienta a proyectar nivel Hollywood, una oportunidad de ascenso laboral, una amistad donde damos mucho y esperamos la misma reciprocidad.
“¿Qué es lo esperable de cada situación?“
¿Qué es lo esperable de cada situación? Me adelanto con este pensamiento, observo las posibilidades reales. Si tengo padres o abuelos octogenarios, no debería dar por sentado que saben usar Twitch o que entienden el concepto de guardar cosas inmateriales “en la nube”, o que estén al tanto de cómo funciona un chat GPT. Si tengo un emprendimiento muy reciente, no puedo esperar resultados monetarios extraordinarios. Si me acomodo a la realidad, todo fluirá más amablemente.
2. Expectativas a corto plazo:
Continuando con el concepto anterior, desglosamos la gran expectativa para esperar más pequeño y más cercano. Día a día. Cada día.
Expectativas más pequeñas, domesticables, honestas, domésticas. Si no se cumplen, no hay una caída estrepitosa. El margen de frustración es mucho menor. Con un pequeño ajuste seguimos adelante.
Es como cuando andamos en la ruta y de pronto entramos a un banco de niebla. El camino se nos va a ir develando muy cerca nuestro, no hay posibilidad de ver mucho más adelante. Las luces antiniebla nos van a ir guiando cartel tras cartel, señal a señal, momento a momento.
3. Desapegarnos el resultado:
Desapegarse del resultado es un punto esencial en temas de expectativas. Nos enseña a seguir regando el árbol sin estar esperando el fruto cuando deseamos que suceda, si no cuando tenga que suceder, si es que eso alguna vez sucede!
La filosofía del yoga trabaja mucho sobre el desapego. Pero no cualquier desapego, si no aquel que generamos cuando actuamos y esperamos un resultado. O sea, cuando tenemos cierta expectativa de algo. Dice más precisamente el Bhagavad Gita, la biblia de yogi, que el apego a los resultados de los actos es la mayor causa del sufrimiento del hombre.
Propone que el hombre debe cumplir con sus obligaciones, debe actuar, pero sin esperar sus frutos. Que son esos mismo apegos los que nos alejan de la divinidad. O si lo queremos poner en términos menos pretenciosos, de una versión más plena e integrada de nosotros mismos. Actuar sin esperar, hacer no por interés si no porque es lo que corresponde, lo que está bien.
“El apego a los resultados de los actos es la mayor causa del sufrimiento del hombre.”
bhagavad gita
El Bhagavad Gita llama a esto “la acción desinteresada” o Karma Yoga. Nos invita a actuar simplemente por amor o compasión, sin esperar un intercambio, devolución o beneficio a nuestro favor. Desafiante para la sociedad contemporánea individualista y basada en resultados, ¿no? Es la acción sin expectativas.
4. Abandonar toda esperanza:
Esta va de la mano de las enseñanzas del Gita, pero quizás de un modo más radical. Lucas Casanova nos comparte la visión budista del asunto, que dice que las expectativas son veneno, porque no nos permiten disfrutar de lo que realmente es. No sólo deberíamos desapegarnos el resultado, si no abandonar toda esperanza en él.
“Las expectativas son veneno, porque no nos permiten disfrutar de lo que realmente es“
Las expectativas generan sufrimiento, porque esperamos algo que en general no sucede. El que espera no actúa. La expectativa está conectada con la esperanza. Cuando esperamos, nos esperanzamos, queremos imponer una posibilidad sobre la vida y puede fallar. El truco está en abrazar lo que la vida trae.
“Hay que abandonar toda esperanza.”
Consuelo martin
Las expectativas con “veneno”, porque no trabajan sobre lo que hay, si no sobre lo que la mente quisiera que haya.
Cerrando este meollo:
Resulta que somos proceso constante y nuestra experiencia es presente puro. El resto es mente, son recuerdos (del pasado) o proyecciones (futuras). Nuestra capacidad de registro de lo que es y de entrega y disfrute hacia eso mismo que está siendo, son clave para nuestro desarrollo pleno en esta vida.
¿Cuáles han sido sus mayores expectativas no cumplidas? ¿Y Cuánto se han sorprendido del giro positivo de alguna situación de vida de la que no esperaban gran cosa? ¿Cuántas veces se han encontrado actuando sin esperar un resultado o beneficio personal?
“Somos proceso constante y
nuestra experiencia es presente puro.”
Terminando y siempre en plan musical, les dejo un Jaggercito jóven y ya sabio, invitándonos a esperar no poco, si no nada.
1 comentario
Qué linda y efectiva analogía con la planta de palta.
A veces queremos resultados inmediatos y obviamos los tiempos del universo.
Qué lindo Tofu, gracias por compartir!
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