Recursos literarios, artísticos, arquitectónicos y urbanos para reposicionar nuestra manera de ver el mundo y tomar así herramientas para alimentar nuestra creatividad.
Por Tofu
¿Te preguntaste alguna vez, quizás en el medio de un bonito bloqueo creativo, cuál es la fórmula para descontracturar el músculo de la inventiva? ¿Tiene que ver con consumir mucha información o con la forma en la cual la consumimos? ¿Cuánto consumimos y cuánto creamos? Tener la cabeza llena de data cual disco rígido, no es necesariamente la respuesta.
Quizás se trate de incorporar menos información y habilitar más espacios de creación, de juego y dispersión. ¿No les ha pasado que las mejores ideas les surgen cuando la mente está pensando en una cosa completamente ajena al problema concreto a resolver? En el bondi, en la bici, tejiendo o armando un rompecabezas.
Así y todo les acerco algunas experiencias, recursos y estrategias para ampliar la mirada de todo eso que nos toca o nos pasa de cerca día a día.
Arquitectura: perder la inocencia para ganar en mirada:
Arrancando con la primera anécdota personal de la fecha, las pongo en contexto: Primer día de Ciclo Básico Común, Universidad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Ciudad de Buenos Aires. Fin de los noventas, así de old. Primera clase de Proyectual 1, mi primer abordaje formal al mundo del diseño (más bien arquitectura, pero se entiende). Flora Manteola, jefa de cátedra, nos da la bienvenida y se despacha con un ejercicio práctico para la vida que nunca olvidaré.
Dijo algo así como: “a partir de hoy todo cambia. Van a perder la inocencia en la mirada, van a empezar a mirar todo lo que los rodea con otro ojos. Levanten la cabeza en las calles, miren los edificios que van pasando, observen con atención todo lo que sucede desde la ventana del colectivo, miren los halls de entrada de los edificios, los porteros de bronce, los arreglos florales de las fachadas, los techos en cúpula de los edificios históricos. Hay un montón de información muy en todo aquello que ven pasar. Observen con otros ojos.”
Me sentí un poco abrumada con esa invitación a observarlo todo, un poco porque no me cuesta nada sentirme sobre-estimulada, otro poco porque creí que nunca iba a incorporar ese ojo con la naturalidad con la que la terminé llevando. Y con el entrenamiento necesario, es muy sencillo llevar esa misma mirada a otras disciplinas.
Literatura: desde Rusia, menos armamento y más novelas:
Acá nadie me cree demasiado, pero les juro que en algún momento de mi vida estudié sobre Formalismo Ruso y quedé alucinada con algunos de sus recursos literarios. Me parecen super válidos para aprender a observar lo mismo de maneras super novedosas desde lo descriptivo. La literatura de esa corriente utiliza, entre otros el recurso de la Desautomatización o Extrañamiento.
Este recurso describe una manera de presentar las cosas como nunca vistas, o singularizándolas o sacándolas de contexto para hacerlas llamativas.
En el formalismo ruso, por ejemplo, se describiría un evento diario como despertarse a la mañana, como un suceso nunca visto, como si el personaje de esa historia nunca jamás hubiese hecho eso antes de ese día, entrando en detalles minuciosos y descripciones coloridas de la tela del camisón, de la caminata por el pasillo del dormitorio al baño y la descripción más detallada del rostro de la protagonista mirándose al espejo.
“Si miro distinto, encuentro algo nuevo seguro.“
Resignificar la mirada como si lo que se está a simple vista fuese completamente novedoso, ajeno, extraño, por eso se lo llama Extrañamiento. Ahora, ustedes se preguntarán cómo es eso de adaptar un recurso literario para despertar mi creatividad, ¿no? Bueno, llevando por ejemplo esta mirada de lo nuevo, lo extraño a situaciones que ya existen. Si miro distinto, encuentro algo nuevo seguro. Cuando una taza de té cascada es luego una maceta para mi suculenta, cuando una tabla de surf vieja con dos caballetes improvisa una mesa, cuando la poesía que me enseñaron a recitar en la primaria me dispara el concepto de mi tesis de grado.
¿Acaso no es la mirada del artista la que nos lleva a mirar las cosas desde ángulos nuevos? Un buen ejemplo de esto es Marcel Duchamp nombrando “fuente” a un mingitorio y colocándolo como pieza de arte en un museo.
Yoga: alimentarse en la repetición:
¿Se imaginan repetir la misma práctica día tras día? Yo sí. El Ashtanga vinyasa yoga, propone repetir una secuencia de posturas una y otra vez, día tras día, 6 días a la semana. Suena abrumador, pesado, imposible para las mentes inquietas como las que agitan esta tribu, ¿verdad? Pero resulta que sucede todo lo contrario. En lo predecible de la secuencia a repetir, hay una estructura que nos permite entrar en ritmo casi automáticamente, de la mano de la respiración Ujjayi, una pieza estructural fundamental de este rompecabezas yóguico.
Esta escuela o rama del Yoga fue difundida por Pattabhi Jois en la segunda mitad del siglo 20. Considero que es de las corrientes más puras de las que andan dando vueltas. Para la práctica simplemente se necesita un cuerpo (bastante fit, pero cuerpo al fin), una superficie lisa y conocimiento de la serie. Bueno y también un caudal importante de disciplina, pero ese es otro tema.
Si el Ashtanga yoga fuese una canción y yo supiese más de música, diría que la respiración es el bajo, la serie o secuencia son la guitarra y batería y mi input de cada día es el solo de guitarra del medio del tema. Nunca el solo de guitarra es igual, nunca me levanto de la misma forma ni tengo una práctica parecida a la del día anterior, aunque la serie sea siempre la misma durante años. Creo que en esta característica, está la belleza de esta corriente del yoga.
¿Qué pasa cuando mi estructura es siempre la misma? Me invito a ver lo mismo de distintas formas. Hay días en los que algo cuesta más de la cuenta, el cuerpo está distinto, el clima es más húmedo, dormí poco. A veces vuelo sobre el mat, otras estoy rígida o dispersa o de pronto logro trascender alguna dificultad y me encuentro con que puedo sostener paro de cabeza sin ayuda de la pared.
Encontrarle nuevos matices y aprendizajes a lo mismo, lo resignifica, le devuelve la frescura, porque eso que creemos que es igual, se vuelve novedoso en algún aspecto.
Entonces: ¿es realmente lo mismo? Otro día, otro momento, otra versión mía.
Si les intriga, pueden ver la primera parte de la serie I en movimiento aquí:
Bonus track: Llevar y traer recursos de disciplina a disciplina:
Acá me despacho con otra anécdota de mis años diseñiles, hoy ando re cuentista, Landriscina style, lo sé. Resulta que en mi primer acercamiento al diseño hice una pasantía en el estudio de Hernán Berdichevsky. En esa experiencia, aprendí una barbaridad. Por ejemplo a usar el paquete Adobe básico, versiones muy tempranas de Illustrator y Photoshop (recordemos que mi grupo etario cuando estudiante, allá a principios del 2000, todavía era bastante analógico), aprendí a dibujar digitalmente, diseñar logos, pensar marcas conceptualmente, armar presentaciones para clientes y un abordaje básico pero muy sólido al mundo del branding.
Pero más allá del aprendizaje formativo, lineal, que te da el ejercicio de poner el culo en la silla 8 horas por día, tuve otros aprendizajes tangenciales que me resultaron reveladores y todavía uso. Un mediodía post almuerzo, estábamos jefes y empleados conversando en la mesa, cuando Hernán nos muestra un pequeño cómic cuadradito y diminuto del genial Jimmy Corrigan. Dijo algo así: “cuando veo una paleta de color que me gusta mucho, me la robo, la reproduzco en un archivo y me la guardo para próximos proyectos.
Recordemos que en aquellas épocas no contábamos con Pinterest, ni con aplicaciones que extraen paletas de color en un click, como sucede hoy. De casualidad aquellas versiones de Illustrator y Photoshop tenían la posibilidad de “volver atrás”. Extraer paletas de color de cualquier lado fue y es una gran pasión, las veo en todos lados: una alfombra, un cuadro, una foto retro, una combinación aleatoria entre la ropa de la madre y la de la hija. Aprendí a conservar en la mente esas gamas maravillosas, llevarlas a un archivo y tenerlas guardadas para los futuros diseños.
Cerrando el cuento: con mucha curiosidad y juego, hay recursos que podemos extraer y explotar desde una disciplina (cómic) a otra (diseño).
Les doy algunos ejemplos:
.Una imagen fotográfica nos puede inspirar para componer una vidriera comercial.
.Una mañana de práctica luminosa a resolver algún conflicto personal con mirada yóguica.
.El pattern de un vestido, a encontrar la paleta de nuestra futura oficina
.Una muestra de arte conceptual a darle contenido con propósito a nuestro proyecto comercial.
.De la misma forma en que compongo un cuadro, lo hago para emplatar alguna receta casera.
2 comentarios
Estaría armando paletas de color en este mismo momento, usando mis recursos atesorados. La música y la visualización como fuente de inspiración también en mi cajita de herramientas.
El arte esta en la mirada, porque hay otra manera del ver el mundo.
Pienso que cada persona puede elegir la manera de ver las cosas y asi crear su mundo, su arte.
Comentarios no permitidos.