Robert Waldinger hizo el estudio más largo que existe sobre la felicidad (lo cuenta en esta charla TED).
El Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard puede que sea el estudio más largo de la vida adulta en la historia. Durante 75 años, rastreamos la vida de 724 hombres, año tras año, preguntándoles sobre su trabajo, su vida hogareña, su salud. (…) No solo enviamos cuestionarios. Los entrevistamos en sus salas de estar. Conseguimos sus historias clínicas. Les extraemos sangre, escaneamos sus cerebros, hablamos con sus hijos. Registramos en video las conversaciones con sus esposas sobre sus preocupaciones. (…) Hemos aprendido que las conexiones sociales nos hacen bien, y que la soledad mata. Las personas con más vínculos sociales con la familia, los amigos, la comunidad, son más felices, más sanos y viven más que las personas que tienen menos vínculos. Las personas que están más aisladas de lo que quisieran de otras personas son más susceptibles a recaídas de salud en la mediana edad, sus funciones cerebrales decaen más precipitadamente y viven menos que las personas que no están solas.
La conclusión del estudio no es tan sorprendente: ¡la tribu hace bien! Pero no basta con la tribu virtual, son los vínculos y conexiones que se viven como “reales” las que provocan esa cascada de beneficios comprobados. A pesar de que todes podemos darnos cuenta del bienestar que nos producen los momentos compartidos con personas afines, aún así seguimos atrapados como hámster en la rueda, eligiendo trabajar “demasiado”, eligiendo que pase “demasiado tiempo” entre ver a nuestros amigos, llamar a nuestros padres, tener un momento de intimidad en pareja. ¿Cuál es el costo de estas elecciones?
Según Bronnie Ware, la enfermera de pacientes terminales que escribió “The Top Five Regrets of the Dying”, los 5 mayores arrepentimientos al final de la vida son:No haber tenido el coraje de seguir mis sueños, haber trabajado tanto, no haber sabido expresar mis sentimientos, no haber sido capaz de mantener el contacto con mis amigos y no haber sido más feliz.
De estos arrepentimientos podemos obtener una fórmula sencilla, nuestras 5 ideas para ser más felices:
1. Seguí un sueño, aunque sea uno pequeñito de tu lista de deseos. 2021 será el año para vivirlo.
2. Equilibrá el balance vida-trabajo. Hay muchas maneras de hacerlo: desde trabajar menos horas hasta llevar más de tu vida a tu ámbito laboral. No todos eligen la misma estrategia: hay personas que rechazan “mezclar” ámbitos (necesitan cortar toda comunicación y tarea laboral en sus horas “personales”… por lo que jamás podrían enamorarse, por ejemplo, de un compañere de trabajo) y personas que se sienten limitadas si no pueden llevar su estilo de vida y las necesidades de su vida social a sus espacios de trabajo. Ambas estrategias pueden desbalancearse, ¡más en años como los que estamos viviendo!
3. Date espacios de expresión. Las emociones son como el agua, que por algún lado encuentra una grieta por donde fluir. En vez construir represas, practicá regularmente crear circuitos para fluir: comprobadísimo que todas las actividades artísticas son una gran oportunidad para abrir las compuertas internas.
4. Organizá encuentros cara a cara. La era de instagram y WhatsApp nos tienen pseudo-conectados, pero nos estamos perdiendo un montón de información en esta forma de encontrarnos, info que tiene una respuesta fisiológica (que deseamos). Por algo tenemos 5 sentidos. No es lo mismo leer un texto que escuchar una voz. No es lo mismo ver gestos que imaginarlos. No es lo mismo abrazarse y reírse juntes, que no. En la pandemia podemos optar por picnics al aire libre y bicicleteadas, situaciones saludables para encontrarse y recibir todo ese feedback que despierta sonrisas, en nuestras células.
5. Es muy difícil ser feliz cuando la mente está en el pasado o en el futuro. Probá reírte en esos tiempos verbales, claramente imposible. Uno se ríe ahora, y más se ríe cuando se ríe con otres. Vivir en tiempo presente es imperioso para sentirse feliz. Detené la mente: prácticas meditativas como el yoga, cantar, ejercitarse y por supuesto meditar, son excelentes maneras de distraer a la mente con la urgencia del tiempo presente… o mandarla un rato al rincón.