Este año arteBA dejará su huella, como todos los años. Además del catálogo —el documento más “objetivo” si se quiere sobre esta producción—, quedan detrás los avisos, las invitaciones, los eventos, las fiestas, las fotos en instagram y twitter, las críticas y por supuesto, las obras. Estas últimas serán, en muchos casos, las primeras a las que perderemos el rastro. Entre lo efímero, lo internacional y los pliegues secretos del mercado del arte.
Este post pueden considerarlo como una invitación a charlar sobre lo que nos pasa cuando nos paramos frente a una obra. O un conjunto de obras. O un montaje. O frente a los discursos del mercado del arte.
Charlemos de Arte
¿Por qué? Porque es una forma válida de apropiación y distribución del arte. Muchas veces se habla de cómo está evolucionando el mercado de otras formas artísticas (como el cine, la música y la literatura) a partir de internet y la democratización de acceso que supuso —colaboración de hackers y piratas mediante— a estos contenidos. Hoy hablamos cotidianamente de música, cine, series, libros, guiones, instrumentos, directores, etc etc. Esos universos crecen y dominan la escena porque su diálogo está abierto a todos. Pero con el Arte hay una barrera, ¿no? Pareciera que no cualquiera puede hablar de Arte.
(Escribo Arte con mayúscula para referirme a todo lo que está adentro de arteBA, en otras palabras, lo que se construye discursivamente como Arte así con mayúscula… a pesar de que en arteBA se escriba con minúsculas. Vaya ardid.)
La barrera no se da porque sea más difícil entender —o apropiarse, o dialogar sobre— una pieza del Combinado Argentino de Danza que un cuadro de Siquier. Digamos que con el track musical adecuado de fondo, hasta se parecen. La barrera, al igual que en los otros mercados artísticos, responde netamente a lo económico. El Arte mantiene su valor bajo la premisa de la escasez, el antiguo —pero aún muy vital— modelo del lujo. Pero si entendemos que no es necesario comprar una obra para dialogar sobre arte, ser pro-creadores* y ser dueños de la experiencia de la obra, damos lugar a que el hackeo sea posible. A que el Arte también nos pertenezca. Y a que nuestra cotidianeidad se llene de colores.
ART SY
De lo más interesante que sí me llevo de arteBA —además de unos cuantos uuuhhh y aaahh y sonrisas y caras de WTF??— es Artsy. Y acá ya se viene la crítica —la escucho rugir como una avalancha— sobre mi poco conocimiento de todas las revistas y proyectos digitales de arte disponibles a la fecha. No es una crítica errónea: realmente no conozco todos los proyectos digitales disponibles hoy. Pero puedo decir que el que logró que me suscribiera in situ, me envió un email en el momento y me hizo seguir el link —en el sentido más amplio de la palabra— fue Artsy. Siguiendo este link podés acceder a su relevamiento de todo lo que se presentó en la feria. Básicamente podés recorrer la feria online, gratis. No necesitás pagar los 120 pesos que cuesta la entrada, hacerte de un catálogo o vivir en Buenos Aires. Oh yeah!
Claro que arteBA es mucho más que las obras como se las presenta online. Es toda la escena, el montaje, lo que se habla en los pasillos y por supuesto: el aura de Benjamin, el texto cero, la obra en su primera expresión, sin layers. Si podés ir, está buenísimo. Pero si no podés, es genial que igualmente no te sientas afuera. Porque si hay algo que el arte no debería ser, es exclusivo. (A menos que un artista desee eso para su obra, en tal caso puede ir a hacerla solo a la punta del Everest así se asegura de que nunca nadie pueda dialogar con o sobre su obra.) El arte es la forma en la que nos enseñamos los unos a los otros sobre lo bello, lo feo, lo mundano, lo sublime, lo solitario, lo cercano, lo inexplicable y lo incapturable que es el mundo. Entre otras muchas cosas. Es la conversación más larga y más grande que tenemos como humanidad. Así que charlemos.
Recorrido con Maleva
Hago una mención especial a la revista Maleva que me invitó a recorrer arteBA junto a una joven galerista especializada en fotografía, directora de la galería ROLF: Florencia Giordana Braun. Maleva, como revista de lifestyle, tiene gran apego por el arte y así lo demuestra en el espacio que brinda a la cobertura de la vida y obra de artistas locales.
Para que entiendan cómo se estructura arteBA, la podemos dividir en tres partes: la Sección Principal —con obras sin límite de precio—, el Barrio Joven —obras que no superan los 3.000 dólares pero que pueden arrancar en 100—, y las secciones especiales auspiciadas por marcas como el pasillo de Solo Shows (Zurich), U-Turn (Mercedes Benz), Photo Booth (Citi) y Dixit (Axion). Estas secciones tienen su propia personalidad.
A estos recorridos le podemos sumar los Cabinet: un sector destacado dentro del espacio de algunas galerías de la Sección Principal donde se exhiben una o varias obras de un único artista. Es una forma de destacar a artistas cuya obra merece una lectura especial. Los selecciona un comité curador.
Otra forma de lectura cruzada de la feria la brindó el sponsor Patio Bullrich con su recorrido de Special Project. Si bien confieso que me habían invitado a esta recorrida, no pude participar por cuestiones de agenda. Pero Marou Rivero estuvo allí y se los cuenta en el blog, así que link away para otra mirada sobre arteBA.
También quiero destacar el espacio de “Homenaje a la Trayectoria”, a cargo de Madero Harbour, que tuvo como protagonista a la artista Delia Cancela (acompañamos esta oración con un gesto de adoración con las manos). Muy lindo montaje, en el que destaco la decisión de dedicar una de las paredes por completo a su Manifiesto:
“Nosotros amamos los días de sol, las plantas, los Rolling Stones, las medias blancas, rosas y plateadas, a Sonny and Cher, a Rita Tushingham y a Bob Dylan. Las pieles, Saint Laurent y el young savage look, las canciones de moda, el campo, el celeste y el rosa, las camisas con flores, las camisas con rayas, que nos saquen fotos, los pelos, Alicia en el País de las Maravillas, los cuerpos tostados, las gorras de color, las caras blancas y los finales felices, el mar, bailar, las revistas, el cine, la cebellina, Ringo y Antoine, las nubes, el negro, las ropas brillantes, las baby-girls, las girl-girls, las boy-girls, los girl-boys y los boy-boys.”
Delia Cancela / Pablo Mesejean (Buenos Aires, 1966)
Volviendo al recorrido propuesto por Maleva de la mano de Florencia: la joven galerista nos llevó a conocer algunas de las propuestas que le resultaron más significativas y nos habilitó el diálogo con galeristas locales (Ro, Del infinito) y de Francia (Mor Charpentier) o Perú (Revolver). Más sobre las galerías extranjeras —que en esta edición sumaron la importante cifra de 42 participantes— en esta nota de Maleva.
Como la especialidad de Florencia es la fotografía, además de visitar ROLF nos llevó al Photo Booth para rescatar la muestra sobre Horacio Coppola y Greta Stern.
También se detuvo a explicarnos sobre la obra de Alberto Greco, un artista performático vanguardista español de los años 60. El registro de su obra es muchas veces fotográfico, aunque también se expresó con otros medios. Lo rescato porque realmente me impactó su audacia.
Cuando la recorrida finalizó, volví al Barrio Joven, naturalmente es mi espacio favorito. Me sorprendió muy felizmente la decisión de Quimera —de estreno en esta edición— de dedicar su espacio enteramente a la obra de Nacha Canvas, esta artista de Ushuaia cuya obra me impactó desde la primera vez que la ví (en Santa, en el Patio del Liceo, en 2012 si no me equivoco). Además, el montaje me pareció a la vez jugado y totalmente correcto.
Otro punto obligado es Ruby, por supuesto, de la genialísima Irana Douer (soy su fan declarada). Su sentido estético es brillante, por ende su curaduría y montaje exudan elegancia.
También me resultaron interesantes los montajes de Bonita —también de estreno—, las enigmáticas perfomances de Amigo del Interior y la propuesta de No Lugar (Quito).
En cuanto a las secciones especiales, Dixit fue mi preferida. Bajo el concepto de Vida Revolucionaria, este espacio curado por Julieta González (curadora en jefe y directora interina del Museo Jumex en DF, México) se me presentó como un patio de juegos. Precedido por el stand de Elosia Cartonera a modo de intro, la sección brindó lugar a diversas formas de expresión en las que lo performático y lo interactivo tuvieron un espacio destacado.
Pese a todo, si tengo que resumir en una palabra mi impresión general de la feria, es muted: como si alguien hubiera ajustado el volumen al nivel de “música funcional”. Atrás quedaron las grandes explosiones que se vivieron otros años.
Lo que me llevo de arteBA
Ciertamente no es una obra (por el momento soy feliz coleccionista de pósters, gicleés y serigrafías, y si bien tengo algunas obras originales, son pequeñas y contadas porque es lo que mi bolsillo hoy me permite). ¿Me gustaría tener más obra original? Sí, si me enamoro de una obra probablemente quisiera tenerla a mi disposición. Pero ¿para qué? Considero que ser coleccionista no es meramente un lujoso hobby. Conlleva una gran responsabilidad, la de convertirse en el salvaguardia de la manifestación original de un artista, del texto “cero”. (¡Aplausos desde aquí a todos los coleccionistas que mantienen vivo el diálogo poniendo su patrimonio a disposición del mundo!)
Ser coleccionista es una de las formas más comprometidas de ser “pro-creador” del arte. Esto es: si te gusta el arte, lo considerás indispensable como forma de expresión y avance de la cultura humana y querés sumar tu aporte a su desarrollo pero no encontraste una forma de expresión a través de la cual canalizar dicho aporte (en otras palabras, no tenés una buena relación con los lápices, las pinturas, la música, el ritmo o etc etc), podés aportar al diálogo facilitando que se mantenga despierto. Desde tu lugar. Sea el que sea.
¿Pudieron visitar arteBA? ¿Qué se llevan ustedes? ¿Me cuentan? Charlemos :)