Si estuvieron prestando atención a los pronósticos celestiales de mi amiga Mia Astral, para este San Valentín la recomendación es cenar adentro. Nada de colas interminables en un restó de moda, de la mano de un novio y/o marido ofuscado porque podría estar enrrollado en su sillón mirando una peli mientras vos le cocinás, que en el universo de la mente masculina equivale a “mimarlo”… lo que si vamos al verdadero espíritu de la celebración parece ser lo indicado, ¿verdad?
Así que aquí les traigo una receta gourmet para se luzcan —apta para principiantes—, que lo único que requiere es que tengan unos pocos ingredientes especiales (pueden salir esta misma tarde a comprarlos, en el Barrio Chino les prometo que consiguen todo). ¿Y qué tienen de especiales se preguntarán? Es que son todos afrodisíacos. En general, son fuente de potasio, fibra, vitamina B6, A y C, y ácido fólico, que te da un subidón de histamina, muy necesaria para llegar a ese oh-moment. Porque a partir de la medianoche, las estrellas nos acompañan para que suba el calorcito interno y se despierten las ganas de lovin’ each other. Y con la panza llena en su punto justo, y de alimentos que ayudan a “nuestra otra mitad” a conectar con el deseo, el plan de quedarse en casa puede ser el mejor inicio de este fin de semana XL.

Langostinos del Amor
Ingredientes
250 gr de Langostinos crudos congelados (recomiendo la bolsa de 1 1/2 kilo que pueden comprar en el súper de calle Mendoza).
Un atado de espárragos
2 huevos (si son de campo, tanto mejor)
1/4 pimiento Rocoto (opcional)
1 cda de Salsa inglesa
1 palta
1 limón
Jengibre
Manteca o Ghee
Vinagre
Aceite de Oliva
Sal marina y pimienta
Pasos
Marinar langostinos: si están congelados, usen el microondas en su función de descongelar pero ¡atención! no se pasen con el tiempo. Apenas 1 minuto puede ser suficiente. Si están frescos, el primer paso es limpiarlo. Precisan un cuchillo pequeño y afilado. Con una mano sostienen el langostino y con la otra hacen un corte a lo largo. El objetivo es sacarle la tripita, que puede contener arena. Pueden hacerlo cerca del grifo de agua, para ir ayudándose con la punta del cuchillo y el agua a remover ese hilito negro. Luego los llevan a un bowl y preparan ahí mismo un adobo para saborizarlos, con jugo y ralladura de medio limón, un cucharada de salsa inglesa, y ralladura de jengibre. Si no tienen un rallador pequeño especial para esta función puede ser complicado, en ese caso piquen el jengibre lo más pequeño posible. Piquen bien chiquito 1/4 de un pimiento tipo Rocoto si quieren darle un toque picante. Lávense inmediatamente las manos —con mucha dedicación, lo recomiendo— para evitar trasladar ese picor (científicamente, el capsaicin) a sus ojos. Pica mucho. Una vez cocido se aligera un poco. Por esa misma razón, no exageren. Prueben con muy poquito, es mejor que quede suave ¡que perder la cena! Llévenlo a la heladera cubierto con film, por 30 minutos.

Aclarar los espárragos: pongan una olla con agua a hervir con un poco de sal. Sumerjan los espárragos —lávenlos bien y corten previamente el extremo más duro de sus cabitos si es necesario— y déjenlos nadar por unos 3-4 minutos. No se deben sobrecocinar. Cuando estén listos, los llevan al plato y los rocían con un poco de aceite de oliva.
Cortar la palta: la mejor manera de pelar y cortar una palta, es hacer primero partirla por la mitad, luego retirar el carozo y proceder con cortes longitudinales. Luego, con la mano o la ayuda de una cuchara hay que despegar la piel que, si la palta está a punto, saldrá sin problemas en rodajas. Llevar cada mitad a un plato y armar un base en abanico para los langostinos. Mojen la palta con jugo de 1/2 limón, así se conserva verde.
Langostinos a la sartén: pongan un poco de manteca o ghee en la sartén. Con una pinza —o la mano— lleven los langostinos de a uno sobre la sartén bien caliente, sin que se superpongan. Queremos verlos doraditos. Cuando vean que están dorándose, denlos vuelta. Repártanlos en los platos sobre el abanico de palta (pueden ponerle algunos extra a su amorcito, como gesto de amor).
Huevo poché: este plato se completa con un huevo poché. No teman que hay una técnica facilísima: pongan a hervir unos 2 dedos de agua en una olla, con un generoso chorro de vinagre. Cuando vean el agua hervir por 1 minuto, apaguen el fuego. Rompan el huevo —con delicadeza, no quieren aplastar la yema con los dedos— y dejenlo caer suavemente en el agua. Tapen la olla por unos 3 minutos. Lo mejor es controlar el punto a ojo. Cuando vean que está a su gusto, con una cuchara colador o espátula con ranuras, recojan el huevo del agua y llévenlo al plato. Unas pizcas de pimienta y sal marina por sobre el huevo es todo lo que necesita.

Opciones y reemplazos
Si no les gustan los espárragos, pueden usar más palta. Para reemplazar el jengibre, podemos contar con un diente de ajo. Si no quieren usar rocoto, pueden reemplazarlo por unas gotitas de salsa Tabasco. Queremos usar picante por sus propiedades afrodisíacas, pero si ven que la noche puede terminar como aquella escena de Mi Novia Polly, ¡mejor suspenderlo por completo! Si no tienen langostinos, pueden usar camarones o un pescado de carne blanca, o pechugas de pollo. Y si quieren una opción vegetariana, simplemente suspendan los langostinos y agreguen en su reemplazo unas almendras tostadas, que también son vitaminas para el amor.
Acompañen con un buen Chardonnay, pero no exageren con la bebida… queremos llegar despiertos hasta la medianoche ¿se acuerdan? Si son unos quesos en la cocina, propongan hacer el plan de a dos, que también es una forma muy divertida de compartir la noche de San Valentín. Escapen del delivery que no llega y de la espera interminable, y mímense en privado. Se lo merecen.
¡Feliz día del Amor!
PS: ¡Más tarde actualizo el post con la tabla nutricional! Pero coman tranquilos que este plato está lleno de proteínas, vitaminas y es bajo en carbohidratos y grasas.